martes, 4 de agosto de 2015

Neptuno. Por Marcela E. Díaz.






Neptuno

Este planeta representa la fuerza que esta más allá de lo comprensible para la mente lógica, esta fuerza está fuera de nuestro control. Como está más allá de las fronteras, la única manera de entenderlo en su esencia, es sometiéndose a él. Podremos conocerlo solo cuando nos fusionamos con él, cuando eliminamos las fronteras. Por eso a Neptuno se lo asocia con lo místico, con el misterio, con el sentido de desarrollo espiritual y de inspiración. Representa las ganas de perderse en un estado de conciencia superior o inferior, tratando de escapar tanto de las limitaciones materiales, como de las limitaciones de la personalidad y del ego. Esta tendencia al escape se puede llevar a cabo, ya sea por actividades autodestructivas o por actividades constructivas. Un individuo neptuniano puede ser excesivamente compasivo o muy receptivo a sutilezas, también puede ser evasivo o escapista, o una mezcla de estas condiciones. La influencia de Neptuno según la posición de casas, los tránsitos o representada por las configuraciones natales, otorga a menudo sensaciones de confusión, de falta de seguridad, es un sentimiento de estar vagando en el espacio, esta sensación se desarrolla particularmente cuando nos resistimos a la desintegración y a la disolución que resulta inevitable en alguna pauta de nuestra personalidad o de nuestra vida. Cuando no nos encontramos suficientemente afirmados en el mundo material se hace más evidente este lado negativo de Neptuno. Podríamos afirmar que si no nos ponemos de acuerdo con las presiones, realidades y obligaciones de Saturno, no estaremos bien plantados para poder manejar lo destructivo o lo intenso de alguno de estos planetas. Debemos tomar de Urano, la libertad y las intuiciones, y de Neptuno, el idealismo y la inspiración, para poder hacerlos reales y así bajar ese conocimiento a la tierra. Se provocará una sensación de descontento y algunos trastornos psicológicos, que causarán una desintegración de la personalidad, si no se trabaja en esta integración interior, con honestidad y ligereza.
El factor representado por un planeta en estrecho aspecto con Neptuno, en cualquier carta natal, está ampliamente sensibilizado y depurado. Neptuno inclina al individuo hacia la fantasía o hacia un conocimiento irrealista de una situación particular de la vida, porque la sensibilidad se manifiesta comúnmente como una susceptibilidad al autoengaño, a la ilusión, a la confusión. Estas situaciones problemáticas suelen conducir a la solución, ya que durante la búsqueda de respuestas, se logra llegar a una realidad superior, por intermedio de la experiencia de la desilusión. Neptuno lleva entonces a una idealización práctica y positiva, a una espiritualización. También disuelve las pautas viejas y ordenadas de la conciencia, así se toma conocimiento de las apreciaciones cotidianas, las que son limitadas, y se entra en contacto con algo más amplio de lo que pensábamos.
Los aspectos malos de Neptuno con los planetas personales o con el Ascendente de un individuo, hacen que éste, persiga el sendero espiritual, es decir que estos aspectos tensionados son buenos para los buscadores espirituales. Esta energía generada por este planeta, impulsa al individuo a actuar sobre la base de las inclinaciones espirituales y a trabajar con mayor empeño en la vida.
Los aspectos difíciles, por así llamarlos, son los más propicios para la creatividad artística y el avance espiritual. Aquellos que tienen las conjunciones, cuadraturas u oposiciones de Neptuno con el Ascendente o los planetas personales son los que en realidad sufren un descontento divino, esto se debe a la sensibilidad con respecto a las fuerzas inmateriales e invisibles de la vida, que proviene de este planeta.
Cuando se comprueba que hay un grado más elevado o etéreo del individuo, es muy difícil vivir con paciencia en el mundo material, que cada vez, se va sintiendo más, como una prisión. Para poder vivir una relación justa con las fuerzas de Neptuno es necesario dejar de buscar el ideal en el mundo exterior y aprender que este ideal se conseguirá, solamente, cuando se acepten las responsabilidades para concretar el ideal de nuestras vidas, usando nuestra creatividad y nuestra devoción, es decir vivir el ideal haciéndolo realidad. Es en vano buscar la situación perfecta, el trabajo perfecto, el matrimonio perfecto, el hogar perfecto, porque esa necesidad de colgarse de la perfección solo conduce al dolor y no sirve de nada querer escapar de la vida diaria que no concuerda con ese ideal. Nunca se sentirá una paz interior si se pretende insistir en que sea todo perfecto, sin comprometerse completamente a vivir en plenitud. Algunos estudios astrológicos indican que, Neptuno simboliza el sentido de obligación para con la sociedad y con los demás, lo que suele ocasionar en determinadas circunstancias un sentimiento de culpa. Puede decirse que a través de Neptuno se saldarán ciertas deudas kármicas con los demás.
Todos estos sentimientos o conductas de obligación para la sociedad, la humanidad o para todo ser viviente proviene de un sentimiento de unidad que se tiene con todos los seres vivos. Esto de dar al otro, a veces se siente como una obligación, por lo cual, si no se cumple con esta obligación inmediata, sobreviene un sentimiento de culpa. Debe contarse con una delgada cualidad espiritual para que las exigencias de los demás no ocasionen un agotamiento. Si bien, todos necesitan ayuda de los demás, pero el hecho de considerarse como una unidad, no significa tener toda la energía o los recursos para solventar todas las necesidades de los seres vivientes. Es una mal aplicación querer satisfacer esa insaciable necesidad de obligación para con los demás, ya que con frecuencia estas personas derraman todo el contenido de su fuerza vital. La persona manifiesta una forma sutil de egotismo espiritual cuando el Sol está en conjunción, cuadratura u oposición con Neptuno. Cuando Neptuno tiene estos mismos aspectos con cualquier planeta personal o el Ascendente se manifiesta una definida ambición personal, que se dirigirán a intentos vanos de conseguir poder espiritual o mundanos en grupos orientados al espiritualismo. De todo esto, se puede deducir que la naturaleza de esta energía neptuniana va a depender de la actitud que se tome con respecto a ella, del valor que se le otorgue y de cómo se encuadre en la estructura vital de lo sutil. Si la mente y el alma están abiertas a la irrupción de estas energías, se podrá sentir una imaginación, una percepción espiritual y una elevada inspiración. Se pueden ver las imágenes arquetípicas y se pueden sentir las realidades intemporales, se podría decir de Neptuno que es el poder curativo y sustentador de la integridad del todo en todos los grados. Neptuno, por intermedio de la posición de casa del mapa natal, indica la posibilidad de experimentar las realidades espirituales.
De nuestra habilidad, valentía y honestidad depende como se constituirá en nuestra estructura vital la dimensión de la vida neptuniana y la energía sutil. Podemos a su vez, experimentar constructivamente, (en forma de protección o guía superior), o autodestructivamente, (en forma de posesión, engaño o disipación de nuestras energías), las fuerzas inmateriales y la sensibilidad psíquica. Para poder valorar y usar plenamente el aspecto elevador de la extensión de la vida de Neptuno, debemos afirmarnos en la realidad saturnina.
La mayoría de las personas con la posición de casa de Neptuno en el mapa natal tiende a idealizar o escapar de un ámbito de la vida y de ese campo de experiencia, se ve lo que se quiere ver y se teme enfrentar el vacío de ese autoengaño. De todo esto, surge la necesidad de permanecer en la oscuridad, antes que arriesgarse a darse cuenta que lo que se ha idealizado no es tan valioso como se creía. Surge la confusión cuando se identifica determinado ámbito de la vida terrenal con los más profundos anhelos espirituales. Es necesario una discriminación aguda para poder aclarar lo que realmente, se relaciona con el propio crecimiento espiritual y lo que esta simplemente en un ámbito de la vida que se creía que iba a satisfacer los anhelos espirituales y la soledad. Neptuno otorga una capacidad imaginativa o visionaria y una percepción de unidad mística que, es parte de la experiencia que se alejan de las realidades materiales de la vida diaria. Tal vez un contacto con Urano determine una armonización con el conocimiento que se adquirió tiempo atrás y que se expresa ahora, en esta vida. Neptuno simboliza un equilibrio emocional con niveles superiores, deseo de planos superiores y un engreimiento con ello. 




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